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¿Por qué gatos ? – Parte II

La similitud entre el carácter de los gatos y el comportamiento de los niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA)
puede ser sorprendente y reveladora. A continuación, se exploran algunas de estas similitudes, destacando cómo ciertos aspectos del comportamiento de los gatos pueden reflejar las experiencias de las personas con TEA.

 

Rutina y Estructura
Tanto los gatos como las personas con TEA tienden a seguir rutinas estrictas. Los gatos prefieren horarios regulares para comer, dormir y jugar. Cualquier cambio en su rutina puede causarles estrés y ansiedad. De manera similar, las personas con TEA a menudo dependen de rutinas diarias para sentirse seguras y cómodas. La previsibilidad de una rutina les ayuda a manejar mejor su entorno y a reducir la ansiedad.

Sensibilidad a los Estímulos
Los gatos son notoriamente sensibles a los ruidos fuertes y otros estímulos sensoriales. Una aspiradora, una fiesta ruidosa o incluso un visitante inesperado pueden perturbar a un gato y hacer que se esconda o muestre signos de estrés. Las personas con TEA, especialmente aquellas que experimentan hiperacusia (una mayor sensibilidad al sonido), también pueden sentirse abrumadas por los ruidos fuertes o ciertos tipos de estímulos sensoriales. Esta hipersensibilidad puede manifestarse en reacciones fuertes a sonidos, luces brillantes o texturas específicas.

Aversiones al Cambio
Los gatos no son amigos de los cambios repentinos en su entorno. Algo tan simple como mover su caja de arena o cambiar su marca de comida puede causarles estrés significativo. De manera similar, las personas con TEA a menudo tienen dificultades para adaptarse a cambios en su rutina o entorno. Estos cambios pueden causarles ansiedad y desorientación, lo que a su vez puede llevar a comportamientos desafiantes.

Comportamientos Repetitivos
Es común observar en los gatos comportamientos repetitivos, como el aseo excesivo o el juego con ciertos objetos de manera repetitiva. Este tipo de comportamiento también se encuentra en personas con TEA, quienes pueden involucrarse en movimientos repetitivos (como balancearse, aletear con las manos) o tener intereses muy focalizados y actividades repetitivas que les proporcionan consuelo y estabilidad.

Dificultades con la Interacción Social y la Comunicación
Los gatos son animales independientes y, aunque pueden ser cariñosos, su manera de interactuar socialmente es diferente a la de los perros u otros animales más sociables. Prefieren acercarse a su manera y en su propio tiempo, y pueden mostrar incomodidad o rechazo si se les obliga a interactuar cuando no lo desean. Las personas con TEA también pueden experimentar desafíos en la interacción social y la comunicación. Pueden tener dificultades para interpretar las señales sociales, mantener una conversación o expresar sus emociones de manera convencional.

Hipersensibilidad
Al igual que los gatos, las personas con TEA pueden mostrar hipersensibilidad a diversos estímulos. Esta hipersensibilidad puede abarcar no solo el ruido, sino también el tacto, los sabores, los olores y las vistas. Un estímulo que puede parecer insignificante para una persona neurotípica puede ser abrumador para alguien con TEA.

Conclusión:
La comparación entre los gatos y los niños con TEA puede ayudarnos a comprender mejor las experiencias sensoriales y emocionales de estos niños. Al observar cómo un gato reacciona a su entorno, podemos obtener
una visión más clara de las necesidades y desafíos que enfrentan las personas con TEA. Al igual que los gatos,
las personas con TEA requieren comprensión, paciencia y un entorno predecible y seguro para prosperar.
Esta analogía no solo subraya la importancia de la empatía y la adaptación en el manejo del TEA, sino que también nos recuerda que, al igual que los gatos, las personas con TEA tienen su propio ritmo y forma única
de interactuar con el mundo.